miércoles, 11 de febrero de 2015

"El Manuscrito" por Graciela Beatriz Sovran Haro

Alfredo Legnazzi se ha consagrado, sin duda, con esta su primera novela.

La narración es amena, atrayente, moderna; Las imágenes sencillas pero muy buenas.
En el capítulo I: "Sin embargo, hubo cierto evento que modificó el retrato de lo que fuimos en ese entonces". Y en el capítulo II: "El conventillo estaba como cayéndose del mapa del mundo" El tema podrá ser la decadencia de una familia y la frialdad e indiferencia ante el motivo de esa decadencia.
Bruno, el protagonista actúa como el enlace entre las distintas desgracias familares. A pesar de que el destino les ha negado la buena suerte, Bruno progresa en su profesión y conoce el mundo a través de sus crónicas.

El hilo narrativo es no lineal, no tradicional, va y viene mezclando tiempos y espacios. Presenta Legnazzi una técnica similar a la de Cervantes al enlazar dos situaciones con palabras parecidas o iguales (al final de un relato y al comienzo de otro). Presente y pasado se alternan en episodios similares.

Bruno sufre una complicada adolescencia. De la felicidad y comodidad de su casa natal pasa a una vida triste y precaria en un conventillo. Es valioso el personaje del veterano, el polaco Arnold Whipulewsky quien enseñando a Bruno la dura realidad de la guerra, logra que cambie su actitud negativa ante la vida.

Se observan también algunos aciertos estilísticos:"Un sitio apartado del mundanal ruido", con una clara alusión a Fray Ruiz de León. Y: "Bruno de profesión escritor, periodista, filósofo y errante de la vida"

Veo además muy buenos logros narrativos:"La soledad me estaba haciendo mal". "Nunca había escrito mi propia historia. Creo que nunca me animé por temor a lo que podría encontrar".

Hay escasas menciones de topónimos pero las suficientes para ordenar la geografía de la novela. Tiene visos de novela policial. La técnica moderna  (surgida del formalismo ruso), de las distintas voces, se resuelve en forma epistolar en la segunda parte del libro con las cartas de varios personajes que aclaran los conceptos oscuros de la trama de la primera parte.

La patética indecisión de la familia de Bruno que deja la casa del pueblo y no reclama nunca su propiedad. Esta clara actitud de personajes drogados, dormidos me hace pensar en los personajes del existencialismo francés de Sartre y Camus.

Confío en Legnazzi, en su capacidad y en su juventud.
Sin duda tiene una gran carrera por delante.

Graciela Beatriz Sovran Haro
Profesora de letras
Escritora.



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